sábado, 15 de noviembre de 2014

¿Realmente estamos siendo bien educados?


Blanca Andrés Miguel, 1º Bach.


Los pasados días 21, 22 y 23 de octubre tuvo lugar en España una huelga estudiantil convocada por el Sindicato de Estudiantes debido a la ya aprobada ley de la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa).

El principal objetivo de esta ley es mejorar los resultados de la prueba académica PISA. Ahora bien, ¿es esta la finalidad de doce años de preparación? ¿Se enseña por el mero hecho de conseguir unos buenos resultados en ese examen? Aún a riesgo de que la educación  se convierta en una simple preparación para superar pruebas académicas, el ministro Wert y nuestro actual gobierno decidieron que sí que era necesario.


Esta ley, para las comunidades que tienen bilingüismo como Galicia, País Vasco, la Comunidad Valenciana o Cataluña, supondría la pérdida de esas lenguas cooficiales ya que pasarán a ser asignaturas opcionales.

Este hecho condenará a las lenguas propias al olvido, y dentro de unos años, si se continúa manteniendo esta ley, habrá poca gente que sepa y tenga ganas de hablarlas.

Para más inri, nuestra tan querida ley, sólo considerará educación básica a los cursos de primaria, secundaria y FP básica. Esto implicaría dejar a la educación infantil y el bachillerato fuera de esta y pasando a ser impartidas de forma privada.

¿Deberíamos pagar porque nos enseñen? ¿Deberíamos pagar por un derecho nuestro a ser instruidos?

Si se sigue recortado en educación, al igual que en sanidad, el futuro está abocado al fracaso. Es necesaria una buena preparación educativa para que en los años venideros se pueda partir de una base.

El único propósito de los recortes en educación parece ser convertir a la población en seres ignorantes y sin criterio, convertirlos en simples votos que pueden comprar con sus lavados de cerebro, alias mítines.

Lo único que ahora mismo estamos en posición de hacer es salir a las calles a manifestarnos, y dentro de poco ya no podremos hacer ni eso. Puesto que somos nosotros quines tenemos el poder, nosotros elegimos, y deberemos ser nosotros quienes abramos los ojos en un mundo de somnolencia colectiva y empecemos a pensar qué queremos y cómo debemos conseguirlo.



viernes, 2 de mayo de 2014

El paso del instituto a la universidad

Jorge Montaner, exalumno del IES L'Eliana

¡Hola a todos! Me llamo Jorge Montaner y soy exalumno del IES. Acabé el Bachillerato tecnológico hace un año, y el pasado mes de septiembre empecé el grado en Ingeniería Informática en la Universidad Politécnica de Valencia.

Hace unos días Rocío Piqueras, la profesora de Informática del instituto, me pidió que contara mi experiencia en la universidad, cómo ha sido el cambio, etc. Bien, pues este cambio ha afectado no sólo al ámbito académico, sino también a otros como el social, y especialmente el personal.

Durante los años que pasamos en el instituto nos estamos formando en materias generales mientras decidimos qué queremos ser y qué queremos hacer cuando acabemos. Esto cambia nada más llegar a la universidad: ya has elegido y te estás especializando en algo que, a priori, te gusta. Pero  también se descubre que lo que has elegido es un área muy amplia, y que nuevamente te tendrás que especializar. En mi caso, tengo cinco cuatrimestres de materias comunes y luego ya, en tercero, debo elegir una rama: Seguridad, Programación, etc.  No sé muy bien cómo funciona en otras carreras, pero supongo que sucederá algo similar. Sin embargo, esta primera especialización ya supone una importante diferencia respecto a bachillerato, puesto que el hecho de estudiar cosas que realmente te interesan te motiva más y no te cuesta tanto ponerte a estudiar. Dicho esto, cierto es que también hay asignaturas que no te acaban de gustar, pero no suelen ser demasiadas. Si ves que la mayoría de las cosas que estudias no te interesan o no son lo que esperabas, plantéate cambiar de carrera. Si no estudias algo que te guste, te resultará más difícil y no estarás satisfecho, y a la larga será peor. Que tengas un buen expediente en bachillerato no significa que tengas que estudiar Medicina o Ingeniería Aeroespacial. Haz siempre lo que te guste, porque es donde más podrás dar de ti mismo.

En cuanto a la dificultad, varía mucho según la carrera. Sin embargo, algo bueno es el sistema de evaluación, al menos en las asignaturas cursadas hasta ahora: hay dos exámenes parciales en todo el cuatrimestre por asignatura, y una recuperación para cada uno de ellos. En mi carrera tenemos un periodo de evaluaciones un tanto peculiar: no tenemos clase los lunes. Sin embargo, durante un mes cada cuatrimestre, realizamos ese día el parcial de cada asignatura (es decir, un examen cada lunes durante un mes), lo que deja una semana en medio para poder preparar bien dichos parciales (aunque hay clases). Por otro lado, además de la teoría, en cada asignatura hay una parte práctica, con lo que no todo es estar en un aula intentando escuchar lo que dice el profesor (aunque es cierto que las prácticas de algunas asignaturas pueden ser menos interesantes que la parte teórica, pero la asistencia suele ser obligatoria, y en varias asignaturas es necesario aprobar las prácticas para aprobar).

En lo que más se nota el cambio es en la posibilidad de elegir lo que quieres hacer en cada momento. Dado que hay asignaturas que no son de asistencia obligatoria (aunque hay que acudir como mínimo al 20% de las clases por normas internas de la Escuela), puedes elegir si ir o no, al contrario que en cualquier otra etapa educativa. Supone, a nivel personal, ser capaz de saber de qué manera puedes rentabilizar tu tiempo y tu formación. Si sabes que el contenido que se va a dar en una clase lo puedes aprender por tu cuenta en menos tiempo, tal vez te resulte más conveniente no ir a esa clase y dedicar tu tiempo a otros asuntos. También está, claro, la persona que se lo piensa mejor en el último momento y entra a clase faltando diez minutos.

En el apartado social, si antes hacías la mayor parte de tu vida en L’Eliana, en muchos casos empezarás a hacerla en Valencia, ya que en tu clase cada uno será de un pueblo o ciudad diferente, y acabaréis saliendo por Valencia.

Y respecto a lo del lugar donde vivir…, si en L’Eliana no tienes mucho que hacer entre semana y te lo puedes permitir, puedes plantearte compartir piso en Valencia. En primer lugar, por la distancia: yo no puedo permitirme vivir en Valencia por las actividades que tengo que realizar en L’Eliana y alrededores durante la semana, lo que significa que me desplazo a Valencia y vuelvo cada día. Esto deja dos opciones: o compartir coche, o viajar en metro, que es lo que hago yo. Esto significa una hora de viaje de ida y una hora y tres cuartos de viaje de vuelta, lo que al día significa dos horas y cuarenta y cinco minutos, a la semana (con cuatro días de clase solamente) 11 horas… En definitiva, mucho tiempo (que se puede emplear para leer o incluso estudiar). En segundo lugar, porque tienes más libertad. Y por último, porque las experiencias de gente que lo está haciendo son buenas.

Puedo decir que mi experiencia en la universidad (la UPV en mi caso) ha sido satisfactoria hasta ahora, y que el cambio del instituto aquí ha sido para bien. Espero que vuestra experiencia sea igual de buena (o mejor) en años venideros.

Finalmente, sólo me queda desear mucha suerte en Selectividad y en los exámenes finales a la gente que este año estudia segundo de bachiller.